1. Playa de Isla Canela, Huelva, Andalucía
En el sur de España, en Andalucía pero a pocos quilómetros de Portugal está la playa de Isla Canela. A pesar de su nombre la isla no es una isla en el mar, sino que más bien está en la desembocadura del río Guadiana, entre marismas, caños, arenales y dunas. La zona de alrededor de la playa y la cercana ciudad de Huelva son muy populares entre los locales y los portugueses. Aunque su principal atractivo es esta larga playa de arena dorada de 7 kiilómetros que atrae a bañistas y veraneantes.
2. Playa de Bolonia, Cádiz, Andalucía
También en Andalucía, en la provincia de Cádiz, la playa de Bolonia es todo lo que se le podría pedir a una playa. Junto al tranquilo pueblecito de Bolonia y a pocos quilómetros del extremo sur de la Península Ibérica esta playa ofrece mucho más que sol, playa y mar. Justo detrás de la arena fina y blanca se pueden visitar los restos de la ciudad romana de Baelo Claudia (los romanos sabían lo que hacían levantando un asentamiento aquí). Al oeste, Bolonia está protegida por algunas dunas verdaderamente imponentes. Y, si os gusta el nudismo, al sur de la bahía podréis disfrutar de playas nudistas.
3. Playa de Gulpiyuri, Asturias
¿Quién ha dicho que no puede haber playas sin mar? La playa de Gulpiyuri está entre las ciudades de Santander y Gijón pero su ubicación no está exactamente en la costa. Este curioso lugar está a unos 100 metros del mar Cantábrico, con el que se conecta a través de una red de cuevas subterráneas. Así que aquí se puede nadar en el mar sin verlo. Gulpiyuri tiene unos 40 metros de largo, está rodeada de rocas y forma una especie de triángulo, dando forma a una maravilla de la naturaleza.
4. Playa de los Genoveses, Almería, Andalucía
La preciosa y casi virgen playa de los Genoveses está en pleno corazón del Parque Natural del Cabo de Gata. Está aislada, no hay grandes hoteles ni chiringuitos pero el lugar es un paraíso natural con uno de los mejores paisajes de España. Si vais, organizaos bien: no os olvidéis de la toalla ni algo de comida y podréis disfrutar de un día tranquilo en un paraje encantador e increíblemente tranquilo.
5. Cala de Sa Calobra, Palma, Mallorca
Aunque es muy conocida, no deja de ser extraordinaria. La bahía de Sa Calobra es una aventura por sí misma. En primer lugar, no es un lugar al que sea fácil llegar: o bien lo haces en barco o a través de una carretera empinada y sinuosa no apta para los que se marean o tienen vértigo. Una vez en el lugar, hay dos pequeñas playas entre las que escoger. Una de las playas está ubicada a las afueras de la pequeña localidad de Sa Calobra y a la otra sólo se puede llegar si se sigue una ruta a través de los acantilados. Desafortunadamente Sa Calobra se ha vuelto tan conocida que en la temporada de turistas suele estar llena, así que lo mejor es llegar pronto.
6. Delta de l’Ebre, Cataluña
El delta del Ebro, a unos 40 kilómetros al sur de la ciudad de Reus, es una zona todavía muy virgen y poco conocida entre los que no son lugareños. Tiene playas de arena dorada y perfectas para el windsurf y entornos de gran belleza natural como los marismas de este río tan caudaloso en las que cada año anidan muchísimas especies de aves. La playa del Trabucador es una de las más bonitas de la zona. Rodeada a ambos lados por el agua, es una especie de puente que conecta un trozo de tierra con el continente. Es ideal para los viajeros que buscan algo más que sol y playa.
7. Cala de Algaiarens, Menorca
No es demasiado fácil llegar a ella y está en un entorno protegido, pero vale la pena hacer la excursión. La Bahía de Algaiarens ofrece una playa de arena blanca y aguas tan cristalinas que parecen de otro mundo. Dado que las olas son algo altas y hace algo de viento, los nadadores más experimentados disfrutaran de la experiencia. En la parte de poniente de la bahía hay un refugio de pescadores en el que todavía se reúnen grupos de amigos para pasar el fin de semana en contacto con la naturaleza.
8. Cabo de Trafalgar, Cádiz, Andalucía
No muy lejos de la Playa de Bolonia está el Cabo de Trafalgar. La zona es conocida principalmente por las playas nudistas y por los paisajes de Caños de Meca, pero hay mucho más por descubrir. Justo en la playa dorada está el monumento natural del Tómbolo de Trafalgar, sobre el que está el Faro de Trafalgar. A menudo el agua se cuela en la playa y crea algunas piscinas naturales de aguas transparentes… Una playa que merece ser disfrutada y descubierta.
9. Cala Saona, en Formentera
“Pequeño pero agradable” es una frase que se aplicaría a la isla de Formentera y, en especial, a la preciosa y turquesa Cala Saona. Justo al lado de Ibiza, esta pequeña bahía con una playa de arena blanca rodeada de rocas rojizas es un entorno muy acogedor. Hay algunos pocos restaurantes y un albergue cercano, pero el lugar es un remanso de paz y relajación. Si queréis desconectar algunos días, perdeos allí.
10. Playa de las Catedrales, Galicia
La playa de las Catedrales en Galicia es un monumento natural. Es verdaderamente espectacular el paisaje majestuoso de rocas que “decoran” el área y la hacen única. Esta playa única tiene muchas cuevas naturales, calas y arcos que se pueden ver en función de las mareas. Si queréis pasear entre las formaciones rocosas y mojar los pies en el agua, aprovechad bien las mareas bajas… En marea alta, hay varios miradores para contemplarla desde las alturas. Es un lugar inolvidable y muy dramático.
Fuente: http://www.skyscanner.es/noticias/las-10-mejores-playas-de-espana