Los políticos no conocen límites en su loca carrera por figurar, caer bien, salir en los medios y, al final, recoger la cosecha de ese duro trabajo ganando elecciones. Arrimar la cebolleta a todo famoso que se ponga a tiro forma parte de esa estrategia, ya que garantiza fotos y vídeos con algo más de chicha para los medios que sus inanes declaraciones.
El martes, sin ir más lejos, asistí a una de esas escenas tragicómicas en la feria Alimentaria, cuando varios dirigentes locales corrieron a retratarse junto a esas popstars que son Quique Dacosta, Carme Ruscalleda y otros cocineros de primera fila. El propio Dacosta me contaba después que esta clase de circos ocurren con frecuencia, y que una vez tuvo que sacar los colores a un mandatario en un evento recordándole en público el nulo apoyo real que había dado al mismo.
En este orden de cosas, confieso que vi con cierto pavor las imágenes del presidente madrileño, Ignacio González, en la cama con David Muñoz, chef de DiverXo. La cama es una metáfora del nombramiento de Muñoz como embajador turístico de su comunidad, sobre el que nada tengo que objetar: me parece tan merecido que se lo otorguen como lógico que él lo acepte. Sin embargo, no sé yo si me sentiría muy cómodo viendo cómo mi imagen es vampirizada por un personaje tan turbio como El Bolsas, y menos si fuera un tipo de la calle / transgresor como se supone que es el cocinero.
El último de estos extraños coitos político-alimentarios no ha tenido como protagonista a ningún exquisito tres estrellas, sino todo lo contrario. Extremoduro promocionará los productos ecológicos extremeños por encargo del Gobierno de dicha región. Que el PP de Monago se case con los autores de Iros todos a tomar por culo podría significar tres cosas. Una, no temen ir al infierno por apoyar a Robe Iniesta, que se retrató como Cristo crucificado en la portada de Yo, minoría absoluta y escribió una letra en la que convertía a Nuestro Señor en un yonqui. Dos, han decidido enderezar la difícil relación del grupo con su lugar de origen, plasmada en temas como Extremaydura y versos como “cago en dios, Cáceres y Badajoz”. Tres, piensan de verdad que Robe puede encarnar las virtudes de lo bio, a pesar de que su pasado de pasotes no es fácilmente identificable con una acelga sin pesticidas. En cualquier caso, me congratulo por este inesperado gesto de progresismo, incluso si solo se pensó para seducir al potencial joven antisistema y acercarlo a Nuevas Generaciones.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/04/04/gente/1396608517_171242.html