Eran las 18.48 horas en París. La temperatura, 13 grados, más propia del invierno que de la primeravera. Pero así es el tiempo en la capital gala y así es Roland Garros. Después de una suspensión de más de dos horas con respecto al horario previsto por la lluvia, Rafael Nadal y David Ferrer salían para batirse en la arena.
Si los partidos entre Nadal y Ferrer y Monfils con Murray no hubiesen correspondido a un ‘Grand Slam’, torneos regidos por la Federación Internacional de Tenis, sus duelos hubiesen precedido a los cuartos de final femeninos entre Svetlana Kuznetsova y Simona Halep, y Andrea Petkovic y Sara Errani.
El sueco Stefan Franson, supervisor de la ITF y de Roland Garros, no tomó esa decisión. Los españoles estuvieron charlando animadamente en los vestuarios al lado de Carlos Moyá, selecionador nacional de la Copa Davis.
En el momento de la verdad, Ferrer dio primero, anotandóse la manga inicial pero después se fue diluyendo con el paso de los juegos. Nadal, que se agarra a la pista y a las circunstancias adversas como nadie, se adaptó mejor al viento que soplaba a rachas en París. Después de anotarse el segundo set y firmar las tablas, encadenó 10 juegos consecutivos ante un rival que cada vez cometía más errores no forzados. Acabó con 50.
El manacorí rompió hasta nueve veces el saque del alicantino antes de cerrar su pase por novena vez a las semifinales del ‘Grand Slam’ de la tierra por 4-6, 6-4, 6-0 y 6-1, en 2 horas y 34 minutos.
La tiranía de Rafa entre las cuatro paredes del Bois de Boulogne se alarga hasta 33 partidos aún lejos de los 40 que sumó Roger Federer en Wimbledon y US Open, y los 41 de Björn Borg, también en la Catedral del tenis. Nadal ya descansa mientras espera al ganador del último partido de cuartos de final que enfrenta a Andy Murray y Gael Monfils, empatado a dos sets.
Fuente de la Información: http://www.marca.com/2014/06/04/tenis/roland_garros/1401909742.html